14 de noviembre de 2011

Situaciones esclavas, extrañas, exactas...

Estas últimas semanas han sido muy raras. Situaciones increíblemente extrañas han aparecido por mi vida. Que tengo que aceptar vinieron a hacerme un nudo en la cabeza. A complicarme las cosas de forma tajante. Aunque no por esto tengo que decir que no fueron buenas, de hecho fueron tan buenas que quizá por eso estoy así. Justo en un momento donde todo era claridad, o al menos, no tenía preocupaciones existenciales o que me orillaran a estar pensando todo el día. Salía con algunas compañeras, con mis amigos, me divertía, en fin. Sin preocupaciones. Hasta que cierto día, todo cambió. Un hecho extraño, una mujer, un deseo. Y todo se viene abajo. La confusión a hacerse presente justo en el instante donde mi vida pintaba rebonito. 
¿Ahora qué hice? Nada malo, claro esta. Pero como uno de mis hermanos del alma me dice: "Tu vida no sería la misma sin tanto drama, sin tanta situación tan pinche rara. Que bueno que no soy tu". Palabras que, puedo decir, son correctas. Parece que tengo el imán indicado para este tipo de relaciones. 
Naufragar en pensamientos donde una relación imposible se vuelve algo viable, donde una amistad de golpe y porrazo se convierte en una especie de amorío, donde los porqués y cómos se hacen constantes, el verme quitado de la pena por el mundo, y después levantarme preguntando: "¿Entonces era un deseo reprimido?, ¿Una fantasía tan extraña?,¿Y ahora, qué sigue?". Después, semanas de constante nerviosismo, de miradas tensas, de pleitos sin razón, que sólo te devuelven al punto de partida. ¿Yo que fregados tengo que estar haciendo en este tipo de problemas?. Pero no hago nada y parece que no quiero evitarlo. "Te gusta la chingadera", me dice tajantemente otra compañera. En este momento, ya ni sé que es lo que debo hacer. O quizá si, pero me estoy haciendo el occiso un rato... Tal vez porque creo que en el fondo hay algo escondido que me intriga conocer. Y no voy a descansar hasta que lo sepa por completo.

La cosa no para aquí. Aquella antigua mujercita que me hizo recobrar el sentido del celo, me hace la declaración más impactante del año. Y la frustración me llena el cuerpo, la cabeza, me hierve la sangre. El pensar que por mi estúpida mentalidad, por tener grabada la derrota en la frente antes de que los hechos sucedan, perdí la oportunidad de comenzar una aventura interesantísima con una chica que llenaba todas mis expectativas, con esa relación que creo me tuviera en otro lugar en estos momentos. Pero bueno, ya ni lamentarse cuenta en estos momentos...
Lo que si tengo clarísimo, es que en verdad, a veces creo que mi vida parece una telenovela barata de algún canal de televisión abierta, con tantos hechos tan bizarros y tan llenos de obstáculos, que ni yo mismo me la creo. No puedo quejarme, un poquito de sazón a la vida. Voy a darle tiempo al tiempo, y espero ver algún desenlace interesante a alguna de mis historias. Por el momento... 

Cambio y fuera.

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