6 de agosto de 2013

Analogía absurda de principios de Agosto.

Da la casualidad y la causalidad, que el día de hoy me dio por analizar la situación imperante en mi vida de forma metafórica. Lo curioso es que todas las metáforas y analogías que venían a mi mente eran un tanto absurdas, pero no por ello irreales. Digamos que, eran muy ciertas, aún y cuando los ejemplos e ideas que se plasmaban en mi cabeza se me hacían estúpidas. 

¿Todo esto a qué se debe? Pues resulta ser que después de casi 6 meses de haber terminado un ciclo con una persona, empiezan a aparecer otras personas, otras vidas, otras historias...

Es curioso, como después de tanto tiempo de, digámoslo así, "guardarle luto al amor perdido", de repetirte tantas veces que "no encontraré a nadie igual", "no estoy preparado para estar con otra persona", de repente la vida viene y te pega reverendo golpe en la mandíbula para marearte y decirte: "Mira cabrón, la vida sigue, adelante".

Es curioso, porque el enfrentarte a esta situación después de tanto tiempo, hasta cierto punto es aterrador... Es una sensación parecida al miedo, con negación constante; es no querer comenzar a darte la oportunidad de vivir, todo porque una de tus uñas sigue aferrada al pasado... 

Se me vinieron a la mente un sinfín de ideas... Y la siguiente se me hizo chistosa y tonta, pero puntual.

El tener una nueva ilusión después de "haber perdido el amor" es como cuando llega el cobrador a tu casa y no tienes dinero para pagarle. 

Llega, toca a tu puerta, dura un tiempo que te parece eterno afuera de tu casa llamándote; pero tú, con la vergüenza de no querer enfrentar al tipejo que está parado afuera de tu morada con unas ganas de arrebatarte tu dinero, lo único que atinas a hacer es no salir. Esconderte. Quedarte inmóvil dentro de tu casa dejando que aquella persona dure el tiempo que sea necesario afuera, hasta que decida retirarse. 

Lo chistoso y lo cierto viene a continuación. Podrás esconderte las veces que sean necesarias, podrás esquivar a aquella persona, podrás evitar darle la cara; pero a final de cuentas, tanto tú como esa persona tienen claro algo: Algún día tienes que salir a pagar tu deuda. 

Así que, aquí hay algo claro. O dejamos de hacernos pendejos, enfrentamos las cosas y nos damos el chance de vivir una nueva experiencia, o seguimos escondiéndonos y evitando enfrentar las nuevas situaciones que se presentan. 

Cambio y fuera. 

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