1 de abril de 2010

Historias de Madrugada

Fue de improviso…

Digo, lo esperaba algún día, tal vez no tan pronto, pero finalmente sucedió. Quizás estoy precipitándome en conclusiones, pero visualizarlo y tenerlo claro, tanto en la cabeza como en eso que se le llama corazón es mejor ahora; es mejor estar preparado para lo siguiente que sabremos que vendrá. Preferible tener ésta noticia ya redactada, archivada y digerida en la cabeza (Conocerla!!) para cuando me toque desempolvarla, usarla y se vuelva una realidad tangible; el shock de la noticia no me golpee y me aplique un contundente knock out.


¿Saben? Verlo fue raro… Es de esas veces que sientes una opresión en el pecho bien extraña que no sabes identificar, que no puedes describir, que te mueven las ideas, que te ponen a pensar, que te aflojan el sentimiento…

¿Pero qué se puede hacer? Seamos claros, desde mucho tiempo atrás sabíamos lo imposible de la situación. Pero mi mente guardaba alguna esperanza, muy pequeña, pero esperanza al fin y al cabo. También se que lidiar y batallar contra tantas cosas es una tarea muy complicada, el ir contra corriente y darle pelea día con día es difícil, más cuando sientes que vas sólo en esa batalla y todo apunta a que vas a perder. Más cuando el oponente es tan grande, fuerte y difícil… Más cuando tu ideología no te deja ceder… Más cuando lo terrenal no te deja despegar los pies del suelo… En fin…


Sólo estoy esperando el día en que tenga que afrontarlo y vivirlo, de frente, verlo con mis propios ojos, en vivo y en directo diría la estúpida televisión; y me inquieta cuestionarme la respuesta que saldrá de mi boca y la reacción emocional y física que voy a demostrar. Saber que tengo que aceptarlo y vivir con ello, saber que tal vez no hice el esfuerzo máximo por conseguir mi ideal; y que ésta idealización de la perfección que algún día pensé tener a un lado jamás se va a dar… No se… Simplemente me pone a temblar…


Lo más extraño de todo, es que la solución a todo esto no está en mis manos… Por más lucha que se haga, las respuestas ya están dadas y ni siquiera hay oportunidad de interceder por mi causa.


Al final, sólo tendré un desenlace al que deberé aferrarme y aceptarlo tal y como es, por muy doloroso e inaceptable que se vuelva. Pensar que deberé hacerme a la idea de que lo único restante, como dice un verso por ahí, será:


"Quedarme en pie, como soldadito de plomo….

Preparándome para caer en combate…

Para el olvido… Para lo siguiente que vendrá…"


Pero la verdad, no quiero un futuro así.


Ir contra corriente se ha vuelto mi modo de vida… Algún día romperé esos paradigmas y saldré con la frente en alto y con la marea a mis pies. Por lo pronto, sólo me queda esperar…


Después de checar todo esto, me doy cuenta de la realidad…

Estaba viviendo un sueño, y justo ahora me toca despertar…

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