12 de septiembre de 2014

Revelaciones en Tijuana...



Curiosamente, todo ocurrió un día antes de partir. Una de las decisiones más difíciles de mi vida a través de un teléfono celular (si, a lo que nos ha llevado la tecnología), donde lo que más deseaba desde hacía varios meses atrás se me presentaba a puertas abiertas, y yo decidí cerrarlas.

No voy a mentir. Me costó bastante trabajo, que hasta hay momentos, de escasos segundos, en que me arrepiento de lo que elegí. Amo demasiado a esa mujer.

Parece que todo estaba planeado para que se diera de esa forma. A finales de julio decidí tomar vacaciones y mi elección fue retirarme por unos cuantos días a Tijuana. La fecha: el primer fin de semana de septiembre. La idea era simple, salir de la cotidianidad que representa el horario laboral y convivir una y otra vez con la misma gente.

A medida que se acercaba la fecha, distintas situaciones se fueron presentando y provocaron que mi deseo porque llegarán los días de libertad fuera más fuerte. 

 “No pierdas tu tiempo mostrándote sin velos ante quien tiene cataratas en los ojos”

Justamente en esos días, la ansiada oportunidad de empezar una relación se me presentó. No voy a mentir, no me lo esperaba. Lo único que hice fue intentarlo. A pesar del pasado que acarreaba la relación, quise darme la oportunidad. No me gusta quedarme con “hubieras”, más vale hacer el intento y dejar que el destino le dé cierto principio o final a los acontecimientos.
 
Dos días antes de partir, un miércoles, lo que apenas comenzaba a darse empezó a derrumbarse. Un día después, finalizó. Recuerdo mi última frase escrita en el celular: “No iré”. Sabía que con eso terminaba un periodo de más de 8 meses que me trajo varios sinsabores. Para mí, más buenos que malos.

“Una huida a tiempo o si no te llevarás una nueva decepción”

El viaje a Tijuana llegó en el momento justo. Hay ocasiones en donde lo más saludable es distanciarse de todo por un tiempo. Y en un principio no me estaba funcionando. Los recuerdos se agolpaban y casi lograban llevarme a un colapso, cosa que no sucedió.

Todo cambió el sábado, cuando después de rodar por las calles de la desconocida ciudad, llegué con mi único amigo en aquel lugar. No creo en las casualidades, pero si en las causalidades. Quizá fue el escuchar un discurso diferente a los que había escuchado anteriormente. Tal vez fue la forma en que se presentó la plática, pero en cierta forma me abrió los ojos.

Lo dijo de una forma que logró impactarme. Logró recordar varios momentos de la larga plática.

Me lo dijo un terapeuta. Las relaciones son como comprar un carro. ¿Si tuvieras dinero que carro comprarías? Obviamente el de mayor valor, el más nuevo, el que más te atraiga. Si no tienes dinero, ¿cuál comprarías? Pues el que te alcance. La cosa es que uno no debe conformarse con lo que “le alcance”. Nosotros debemos de hacernos a la idea y creérnosla de que contamos con el dinero para comprar el auto que deseamos. Hay que creer que podemos tener la relación adecuada y con la que te sientas más a gusto. Que podemos tener lo que queremos. No con la primera que salga.

Tal vez hiciste planes a futuro. Pero no hay que pensar en hubieras. Quizá es triste pero no se gana nada. ¿Porqué pensar en algo que no existe y desgastarse por alguien que en este preciso momento no está pasando ni pensando lo que tú?

Hay personas que están contigo y las haces sentir mejor, las haces sentir bien. Y quizá tú estás con esa persona pero no te sientes así. Llega el punto en que hay que ser egoístas, hay que estar con alguien que te haga una mejor persona, que te haga sentir mejor, que te deje algo.  

Hay que aprender a valorarse y conocerse un poco más. Quizá suene trillado, pero es la verdad, hay que darnos tiempo para nosotros mismos. Si nos dedicamos a nosotros comenzamos a ver las cosas de otra manera.

Después de la charla, recuerdo que quedé en un estado de semi shock muy extraño. No sé, quizá sus palabras cayeron en un momento justo. Tal vez la experiencia vivida los días anteriores buscaba salir de alguna manera y encontró una desembocadura natural en el sermón escuchado minutos atrás.

A partir de ese momento quedé un poco más tranquilo. Ese día en la noche, fue bastante cómico ver mi situación reflejada en mi compañero. Sentí que la gente en mi ciudad natal me miraba de ese modo en que yo observaba a mi camarada. Quizá es mi imaginación, pero esa es otra historia.

En resumen, mi viaje a Tijuana tuvo bastantes epifanías…

4 de junio de 2014

La de hoy...



Vengo a decirte lo mismo
que tantas veces te he dicho,
eso que poco me cuesta
y que tú nunca has oído.
Pequeña de las dudas infinitas,
aquí estaré esperando mientras viva.

Vengo a decirte que el tiempo
que ya llevamos perdido,
es sólo un tiempo pequeño
en el cielo del olvido.

Que todo el daño que tengo
de lo que ya hemos sufrido,
que no quise vivir de algo
para que hayas aprendido.

Porque como yo a veces sueño,
nadie ha soñado contigo,
que como te echo de menos,
no hay en el mundo un castigo.

Pequeña de las dudas infinitas,
aquí estaré esperando mientras viva.
No dejes que todo esto quede en nada
porque ahora estés asustada.

Vengo a decir que lo siento,
aunque no tenga un motivo,
para que cuando estés sola
sepas que a tu lado sigo.

Para que sientas que tienes
siempre a tu lado un amigo.
Porque no quiero perderte,
no quiero ser yo el perdido.

Porque como yo a veces sueño,
nadie ha soñado contigo,
que como te echo de menos,
no hay en el mundo un castigo.

Pequeña de las dudas infinitas,
aquí estaré esperando mientras viva.
No dejes que todo esto quede en nada
porque ahora estés asustada.

Tranquila que la luna no se apaga, que su luz siempre nos guarda.

1 de junio de 2014

De lo definitivo a la autoreflexión...

Definitivamente, nunca se le dará gusto a una mujer.

Definitivamente, nunca sabrás en qué jodido momento una neurona botará de su cerebro y hará que cosas diminutas se transformen en gigantescos espectros destructores que arrasarán con todo a su paso.

Definitivamente, lo peor que puedes hacer es caer, enredarte y vivir dentro de una espiral silenciosa en la que sabes no hay una salida positiva.

Definitivamente, hay veces en que aunque tu corazón diga mil cosas, aunque existan sentimientos hacia una persona, lo mejor es hacerle caso a la razón y alejarse en un momento justo, donde el impacto no sea tan fuerte y demoledor, que sea resistible y aliviador.

Definitivamente, nunca voy a entender a las mujeres. Y no pretendo hacerlo, simplemente me frustra no acoplarme a ese hecho.

21 de enero de 2014

Sinopsis semestral

Tengo casi una semana con la misma idea revoloteando en mi cabeza. 

Sé que me he mantenido alejado de este espacio personal por mucho tiempo, pero podría explicarse con las vivencias que me ha tocado experimentar últimamente. 

Puedo ser puntual y enfocarme en la más reciente situación. En la declaración que me hizo cuestionarme tantas y tantas cosas... 

Conocí a V en el trabajo. Ella, estudiante de universidad, cursando su último semestre. Una mujer muy guapa, que logra que cualquier tipo gire su cabeza para admirarla. 

Al comenzar a platicar con ella, me dio la impresión de que le llamaba la atención. Era constante su comunicación conmigo, sus ganas de salir o de saber en qué andaba metido. Por mi parte, yo seguía experimentando vivencias con Mc (si, la del último escrito) que me tenían un tanto emocionado y dedicado.

No iré más a fondo. Pero todo dio un giro intempestivo. Mi relación (que nunca se formalizó) con Mc acabó, por motivos personales que solamente ella sabe (Pd: no se define, no tiene idea de lo que quiere en la vida) e inició una etapa de reconocimiento con V. 

Comenzamos a salir. A convivir. A conocernos. Que sí sabíamos que éramos amigos antes que cualquier cosa, si, lo reconozco. Lo que si, es que empezamos a vivir situaciones de pareja (no entraré en detalles) con las que me sentí cómodo. El compromiso pero sin haberlo. 

Lo curioso, es que después de tanta convivencia, mi mente comenzaba a visualizar una relación. Algo dentro de mi estaba despertando, había sentimientos que nacían y con los que me sentía satisfecho. Creí que era cuestión de tiempo. El afrontar con seriedad la posibilidad de compartir con alguien se volvía una constante.

Pero, ¿qué pasa? Qué cuando menos te lo imaginas, y una vez más (si, otra vez) se te viene la vida abajo. Es cuando V se te acerca y te dice que se dará la oportunidad con alguien más. No lo ves venir y más sí tomas en cuenta que las citas continuaban. Es un golpe conciso que marea, que te deja al borde del nocaut y al que no tienes respuesta. 

Caray... Empiezo a pensar que existe algo que estoy haciendo mal. No sé si detectan cuando uno comienza a entrarle de lleno a algo y eso asusta. No sé si estoy eligiendo mal. No sé si no me doy a entender desde un inicio. No sé nada. Lo único que entiendo es que mis relaciones amorosas son cíclicas y repetitivas. Lo único que cambia son las actrices y la causa del alejamiento. 

Hoy sigo con una sensación extraña en el pecho. Sigo cuestionando porqués. Tengo casi una semana con la misma idea revoloteando en mi cabeza.